domingo, 13 de mayo de 2007

SEGUNDA PARTE: Mensaje 2

Prisionera Alma,

Tengo la sensación de que hemos caído dentro de un sueño, con el agravante de que es un sueño ajeno, por lo que sólo quien ha tendido esta maraña a nuestro alrededor puede decidir cuándo vamos a despertar. Albergo horribles sospechas, pero antes debo contarte lo que sucedió tras mi visita al taller OX, el taller de la muerte.

A mi regreso al Hotel Royal me esperaban media docena de policías, que me trasladaron acto seguido a comisaría y de allí al calabozo desde donde ahora se me ha permitido escribirte este correo. Me han comunicado que mi situación es de cárcel preventiva, aunque desconozco lo cargos que penden sobre mí. No tengo abogado de oficio y el embajador no contesta a mis llamadas.

Es una aterradora circunstancia ―en nuestro caso no se puede hablar de sincronicidad― que ambos nos hallemos retenidos tras haber visto los retratos de Mr. Monday, antesala de nuestro juicio sin final, porque me temo que aquí no hay sentencia, sólo castigo.

Coincido contigo en que detrás de esto hay una venganza personal. La celda minúscula amplifica los pensamientos, así que he tenido tiempo de elaborar una hipótesis. Creo que Mr. Monday está muerto y así seguirá por los siglos de los siglos. Sólo ha sido un cebo utilizado por nuestro mayor enemigo, ese ser que precipitamos al abismo y que ahora emerge con todo el rencor que ha criado en las profundidades de la dignidad humana.

Te estoy hablando de Olmedo, Alma, de ese error de cálculo que otorgó a un joven prometedor la única identidad que no podía soportar. Ahora ha regresado, y en el infierno ha aprendido las artes con las que nos va a hacer pagar nuestra loca imprudencia.

Pero existe una posibilidad. Recuerdo que Olmedo era adicto a descifrar letras de canciones. Podía estar horas y horas dando vueltas a un tema de Psychic TV o The Residents. Las bandas malditas han sido su universidad hasta que nosotros arruinamos su mundo con nuestro juego. A través de los herederos de su admirado Ian Curtis nos manda un postrero reto: descifrar el mensaje en clave de Blue Monday:

I see a ship in the harbor
I can and shall obey
But if it wasn't for your misfortunes
I'd be a heavenly person today


Piensa, Alma, piensa. Tenemos sólo esa oportunidad para salir del hoyo. Si no logramos dar con la respuesta en un plazo razonable, palmaremos. Veo mi cuerpo en descomposición en esta misma cárcel, de la que no saldré ni vivo ni muerto, mientras Olmedo celebra nuestro fin rescatando del olvido su disco favorito del punk patrio. Recuerda. La banda se llamaba Último Resorte y su canción más celebrada rezaba:

Todo ahora son coronas para aquellos que dejaron de existir…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Welcome again.

Parecía mentira que se pudiese mantener la intriga tanto tiempo... ¡Pero de momento así es!

Debe contribuir a ello el formato folletinesco de "cada lunes un capítulo".

Seguimos a la espera...

Leo Zelada dijo...

Interesante,lograstes que terminara de leer el post.